martes, 20 de octubre de 2009

La Rebelión de las princesas
Presentación-Actividad dirigida a niños y niñas de 6º de primaria (11/12 años)
El cuento, transmitido oralmente o de forma impresa, es un recurso ampliamente usado en nuestras aulas y ha sido vehículo educativo, a través de la Historia, especialmente en Educación Infantil, y primeros ciclos de Primaria, aunque también puede y debe usarse en otros niveles y etapas educativas.
Comentar, que es uno de los recursos didácticos más potentes de los que disponemos. El uso que de ellos hacemos son diferentes, con el objetivo de enseñar lengua, oral o escrita, otras como elemento motivador para introducir contenidos conceptuales en muchas ocasiones, como eje alrededor del cual van a surgir todas las actividades de una unidad didáctica, como elemento motivador, pues no podemos olvidar el sinfín de posibilidades que nos ofrecen estas historias, que a todas las niñas y a todos los niños les encanta escuchar.
A través de él hemos socializado a los niños y a las niñas, y por lo tanto es, uno de los recursos didácticos más potentes de los que disponemos. A veces, lo usamos con el objetivo de enseñar lengua, oral o escrita, otras como elemento motivador para introducir contenidos conceptuales y, en muchas ocasiones, como eje alrededor del cual van a surgir todas las actividades de una unidad didáctica, como elemento motivador, pues no podemos olvidar el sinfín de posibilidades que nos ofrecen estas historias, que a todas las niñas y a todos los niños les encanta escuchar.
La primera función que tiene el cuento, es el deleite, disfrutar de las historias, de los personajes, de la magia, de los hechos atemporales… Pero no es esta su única función. Aquí queremos poner de manifiesto otras funciones, reseñando la de su poder socializador.
Por tanto, recuperando la tradición de contar cuentos, presentamos en el aula una apuesta innovadora. Contaremos un cuento, con un final inesperado, muy diferente al conocido del cuento original. Los niños y niñas serán partícipes del mismo, ya que representarán a los propios personajes del cuento, guiados por un maestro de ceremonias, y algún que otro personaje salido del propio cuento, jugando así con la sorpresa y el interés.
A través de un cuento:
· Socializamos, inculcamos ideas, creencias y valores sociales.
· Ofrecemos modelos de actuación.
· Enseñamos cómo solucionar conflictos.
· Ofrecemos un mundo mágico, que el niño y la niña viven, y en el que pueden descargar la agresividad, la ansiedad y los miedos reales.
· Ofrecemos una fuente de imaginación y creación. A partir de ellos, alumnas y alumnos crearán sus propias historias e imaginarán su mundo ideal, sus sueños y sus pesadillas
Consideramos que entre estos estereotipos, el más usado, y quizás el más peligroso en la formación de la identidad de género, tanto del hombre como de la mujer, es la figura del príncipe azul. Es la misma figura de Kent para la Barbie, o el Capitán para Pocahontas que, cuando las chicas llegan a la adolescencia asimilan al cantante, actor o deportista de moda, transformando esos elementos mágicos del príncipe azul en elementos reales que puede ver en un compañero o amigo. Un compañero, cuya conducta ella podrá cambiar, porque con un beso provocamos la metamorfosis del feo y asqueroso sapo en el valiente y protector príncipe. Sólo tenemos que amarlo, entregarnos por completo… el amor lo puede todo. Por el contrario, el príncipe tiene que conquistar, ser valiente, decidido y osado… y mantener esa conquista «a toda costa» (aunque nunca le enseñemos cómo). Con los cuentos enseñamos a los niños a conquistar, y a considerar la conquista como un valor asociado a la hombría: cuantas más conquistas, más hombre es. Y así son más valorados, tanto por los otros hombres como por las mujeres, pues una característica de cualquier príncipe azul es ser deseado por el resto de mujeres.
Parece, cuando menos, curioso que ofrezcamos a nuestro alumnado estos modelos identificativos sin al menos introducir elementos críticos, que pongan en tela de juicio los valores que conllevan implícitamente.

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